Dramatizaciones

Paul Cézanne, «At the Water’s Edge».

Ejercicios de desplazamiento
Nota:

  • el “que sabe” o es autoridad, en otros ámbitos ni sabe ni tiene la autoridad
  • el que está en el centro pierde su lugar central

 

Algunas de estas propuestas pueden hacerse como dramatizaciones o como ejercicios de escritura.

1) El cancherito (que se cree muy chido) en problemas
– Un mecánico va a un médico que es enojón, luego el médico sale y su auto no arranca, necesita la ayuda del mecánico.

– Una cantante muy famosa no quiere firmar autógrafos al terminar un show, va a una guardia porque le duele la muela, ¡y la dentista es la chica que le pedía autógrafos!

– Un astronauta muy famoso regresa de un vuelo y su hijo le dice que le pide ayuda porque le fue mal en la escuela.

– Un chofer de autobús conduce malhumorado, va a hacer un trámite y lo atiende alguien que fue su pasajero.

– Una señora atiende un almacén/tiendita, y luego va al correo y la atiende una persona que fue cliente suya.

– Un presidente recibe al presidente de otro país, con ropa y costumbres muy diferentes, y luego a él le toca ir a visitarlo.

– Una señora gerenta de una empresa muy importante, acostumbrada a tener chofer, va a tomar clases para aprender a manejar.

2) Apropiarse
– Pegar dibujos propios en las paredes del salón (hay una cinta que, en Argentina se conoce como “cinta pintor” pues la usan los pintores de casas que se pone y no daña ni al dibujo ni a la pared)

– Ídem con fotos, propias o de músicos, deportistas, que nos gusten.

– Objetos o adornos en sillas o mesas que usemos.

– Con frases o ideas firmadas por nosotros

 

3) Quién pasa al frente

 

Leer este texto del libro Unidos contra Drácula (click acá).

 

«Chicos, hagamos una cosa: yo me subo a un escenario y ustedes son el público, ¿no?; y después uno de ustedes se hace músico de rock y todos vamos a su concierto, después otra se hace bailarina y vamos a ver sus coreografías. Y así: otro se hace cocinero y somos comensales, después otra se hace piloto y todos somos pasajeros; otro se hace dentista y nosotros abrimos la boca, otra se hace pintora y todos vamos a su exposición. Si alguien se hace escritor los demás leemos sus libros. Si otra se hace médica, somos sus pacientes. Pónganle que otro se hace astronauta, todos lo vemos despegar, y que otra se haga abogada y todos nos asesoramos, y otra se hace ingeniera y todos cruzamos sus puentes, y otro se hace periodista y todos escuchamos sus comentarios, y otra se hace deportista y todos vamos a las olimpíadas, y otro mira por el microscopio y todos le preguntamos qué ve, otro hace una teoría y los demás le pedimos que nos explique qué explica o, por ejemplo, otro pone una agencia de turismo y los demás viajamos, u otro ordeña y los demás le compramos leche, o que si otra se hace panadera los demás compramos sus bizcochos, o si alguno le da por hacer películas, los demás vamos al cine. Otra pone una escuela y los demás mandamos nuestros hijos. Todo así hasta que pasemos todos, ¿no? Y cuando hayamos pasado todos, después, yo me subo a un escenario y seguimos jugando».

Juegos transmitidos por Gabriel Wisnkya
Agregamos estos juegos como ejemplos de actividades físicas para trabajar conceptos.

 

La ronda de sillas

 

Juego de exclusión.

Tantas sillas como participantes

Las sillas tienen que estar pegadas, una al lado de la otra, en ronda. Es importante que no queden espacios porque si no no te podés pasar al costado sin caerte. Entonces, hay un participante que pasa al medio (queda una silla libre). A partir de la indicación del que está en el medio, con o contra las agujas del reloj, todos se tienen de pasar de silla en silla mientras dura la música. La música le da ritmo. Todos van en orden, de una a la siguiente, hasta que el del medio consigue sentarse en una silla. ¿Por qué se pudo sentar? Porque alguno no se corrió; y al que no se corrió y permitió que el del medio se sentara le toca pasar al medio. Se dan varias situaciones: puede pasar que en buena ley el primero sea muy rápido y se siente sin problemas, y que ahora le toque a uno un poco más lento. Puede ser que le cueste mucho encontrar un espacio y sienta gran frustración, porque no puede, no le sale. Entonces hay que parar, cambiar de participante (quizás preguntar qué le pasó). Cuando uno abre una puerta, como coordinador de actividades recreativas (movilizadoras) tiene que poder cerrarla; cuando uno abre una puerta, tiene que saber que está capacitado para contener la situación. Que cuando vuelvan a sus casas sepas que vuelven tranquilos, todo bien, que nadie vuelve llorando. Si vos abrís la puerta de la angustia en el pibe, y te dice que se siente mal, que no le sale, no le dejan, no encuentro lugar, no me dejaron lugar, y los demás empiezan a opinar, hay que poder manejar la situación. Se puede tratar en el momento o al final de la actividad.

 

Reglas:

 

En el afán de no perder, los pibes/chavos se sientan arriba del otro. Se apuran a sentarse, y a veces quedan dos sillas libres. Pierde el que se acumuló: la regla es que sólo te podés cambiar de silla si la silla está libre. Si vos te apurás y te sentás arriba del otro para ganar tiempo, perdés. Tenés que esperar, la regla es muy clara.

 

Posibles variantes del juego:

  1. Cambio de lado. Cuando hay alguno al que le cuesta, podés agregar una variante que lo va a hacer más difícil para los que están sentados. Cuando el coordinador dice “cambio”, se cambia de dirección en el movimiento. En el cambio de dirección siempre hay alguna confusión en la que el del medio puede aprovechar para sentarse. “Maestro, usted lo está ayudando a él”. “No, son las reglas del juego”.
  2. Muy buena para terminar. Después de varios “cambios”, en algún momento el coordinador dice “todos afuera”. Cuando el coordinador dice eso, los que están en alguna silla no pueden sentarse en las sillas contiguas, sino que deben hacerlo en alguna de enfrente. ¿Qué pasa? Todos se juntan en el medio y es un lío. Pierde el último en sentarse; seguramente el que estaba en el medio va a quedar sentado. Es divertido porque es muy vertiginoso y caótico.
  3. Cooperativo. Igual que el anterior; música, sillas; pero cuando para la música te tenés que subir a una silla (porque en el suelo hay tiburones: el juego de los tiburones). Incluso el maestro puede ir entre los alumnos “haciendo de tiburón”. Igual cantidad de sillas que de tiburones.

 

Vuelve la música, los chicos “bailan en el agua”. El coordinador saca dos sillas. La regla es que los chicos se tienen que subir a las sillas para que no los agarren los tiburones. Si un chico es atrapado por un tiburón, pierden TODOS. Y ganan los tiburones.

 

El tironeo

 

Juego de adaptación al medio.

Una línea con cinta de papel en el piso. La mitad del grupo de un lado. La otra mitad, del otro. Enfrentados. Es un juego con complicaciones corporales: hay que mirar que no se lastimen. A los chicos les encanta este juego, porque tiene mucho contacto cuerpo a cuerpo.

Antes de empezar el juego, es importante hacer que cada equipo se ponga un nombre, o se haga un dibujo, o que se hagan bien equipo, “somos los mejores, los ganadores, etc”. Sentido de pertenencia.

Empieza el juego. ¿En qué consiste? Independientemente de cuántos contra cuántos, yo tengo que tratar de que los del otro equipo terminen de este lado. No se puede pasar la línea, no puedo pisar la línea. Yo me paro contra el de enfrente; si me lo traigo para mi lado, tiene que jugar para mi equipo. “Te parte el corazón porque vos pertenecías a los campeones”, y ahora pertenecés al otro lado.

Adaptarse al medio, a la nueva situación que te toca vivir. Antes eras de allá, ahora sos de acá. Es así, son las reglas. Ganó el equipo contrario al tuyo, y vos ayudaste.

© Luis Pescetti