4. Algo ajeno y algo propio
La creatividad depende de que nos sintamos con derecho a cambiar lo conocido, tanto como que reconozcamos en otros la capacidad de hacerlo. Ver “la cultura” como una producción y un hacer más amplio y cotidiano que la producción especializada (reformular la idea de “cultura” como “lo culto”). Comprender que no estamos en los márgenes de una cultura central, sino en el centro de la propia. Celebrar lo propio. Identificar motivos de singularidad y orgullo, lo que podría sorprender. No concebirnos sólo como testigos de otros productores culturales. A la vez: no ver la propia vida como el centro, y lo completo. Celebrar y nutrirnos de la vastedad del mundo: descubrir lo “extraño” de lo propio, y “lo propio” en lo extraño.