4. Algo ajeno y algo propio

La creatividad depende de que nos sintamos con derecho a cambiar lo conocido, tanto como que reconozcamos en otros la capacidad de hacerlo. Ver “la cultura” como una producción y un hacer más amplio y cotidiano que la producción especializada (reformular la idea de “cultura” como “lo culto”). Comprender que no estamos en los márgenes de una cultura central, sino en el centro de la propia. Celebrar lo propio. Identificar motivos de singularidad y orgullo, lo que podría sorprender. No concebirnos sólo como testigos de otros productores culturales. A la vez: no ver la propia vida como el centro, y lo completo. Celebrar y nutrirnos de la vastedad del mundo: descubrir lo “extraño” de lo propio, y “lo propio” en lo extraño.

A quién le contamos

"Lo que fija las experiencias como recuerdos, y les da coherencia, es encontrar a alguien para hacer un relato con ellas" (Boris Cyrulnik). La inspiración que provoca quién nos oye, o a quién nos imaginamos que dirigimos lo que contamos.

Palabras únicas para experiencias comunes

"Lost in translation" es un libro que recoge palabras que no tienen traducción; pero para experiencias muy reconocibles por todo. Una breve reseña del libro y una invitación a jugar con palabras.

Ponerse en el lugar del otro

No vale "Si yo fuera el otro, sería mejor". Para ser el otro, tenemos que abandonar nuestras conveniencias, nuestro punto de vista, nuestros objetivos, nuestros deseos o proyectos.

Sin centro

La gran pobreza, o la gran riqueza, la que nos abarca a todos, es dónde nos ubicamos en relación al mundo. Si adentro o afuera, actores o testigos, dueños de casa o inmigrantes, invitados.

El otro

Cuantos más modelos, mejor imaginación, más amplias sean “las fotos” que nuestros niños puedan crear: estarán menos sujetos a un destino.