Sin centro
La gran pobreza, o la gran riqueza, la que nos abarca a todos, es dónde nos ubicamos en relación al mundo. Si adentro o afuera, actores o testigos, dueños de casa o inmigrantes, invitados.
La creatividad depende de que nos sintamos con derecho a cambiar lo conocido, tanto como que reconozcamos en otros la capacidad de hacerlo. Ver “la cultura” como una producción y un hacer más amplio y cotidiano que la producción especializada (reformular la idea de “cultura” como “lo culto”). Comprender que no estamos en los márgenes de una cultura central, sino en el centro de la propia. Celebrar lo propio. Identificar motivos de singularidad y orgullo, lo que podría sorprender. No concebirnos sólo como testigos de otros productores culturales. A la vez: no ver la propia vida como el centro, y lo completo. Celebrar y nutrirnos de la vastedad del mundo: descubrir lo “extraño” de lo propio, y “lo propio” en lo extraño.
La gran pobreza, o la gran riqueza, la que nos abarca a todos, es dónde nos ubicamos en relación al mundo. Si adentro o afuera, actores o testigos, dueños de casa o inmigrantes, invitados.
No vale "Si yo fuera el otro, sería mejor". Para ser el otro, tenemos que abandonar nuestras conveniencias, nuestro punto de vista, nuestros objetivos, nuestros deseos o proyectos.
Una comunidad puede creerse lo mejor de lo mejor, o que "lo mejor está en otra parte". ¿Qué hace el maestro para lograr que se abra al exterior mientras valora lo propio?
Cuantos más modelos, mejor imaginación, más amplias sean “las fotos” que nuestros niños puedan crear: estarán menos sujetos a un destino.
"Lo que fija las experiencias como recuerdos, y les da coherencia, es encontrar a alguien para hacer un relato con ellas" (Boris Cyrulnik). La inspiración que provoca quién nos oye, o a quién nos imaginamos que dirigimos lo que contamos.
"Lost in translation" es un libro que recoge palabras que no tienen traducción; pero para experiencias muy reconocibles por todo. Una breve reseña del libro y una invitación a jugar con palabras.