Te mando un gran abrazo, dos estornudos cuatro toses
seis palmadas en la espalda
un piano volador, cinco bostezos
¿Anotaste?
Si no, no importa.
Te lo repito.
Te mando un te quiero.
Un siempre estaré
cuatro aquí estoy
cinco palmadas en tu hombro
un avión a ras del piso, un barco envuelto
un amor, un amor, un amor
que no te falte, ni que se deje atar.
No sé si coinciden las dos listas.
¿Anotaste?
No importa.
(Del libro Unidos contra Drácula, Luis Pescetti; Alfaguara)
La enumeración es un recurso muy usado en poesías y letras de canciones.
Las listas son una forma de la enumeración.
Es un mecanismo tan sencillo y transparente como eficaz.
Algo similar a esas primeras recetas que se le enseñan a los niños o a los cocineros principiantes: pocos elementos, pocos pasos ¡y surge la magia del primer plato hecho por uno!
Eso tiene varias ventajas: mostrar que el arte está hecho de procedimientos que se pueden analizar, describir.
… Hacerlo es democratizar ese saber
… enseguida dará confianza
… y uno leerá el siguiente texto, disfrutándolo todavía más (¡hacía falta aclarar que esto lo hacemos para aumentar el goce estético?) porque recordamos cómo “se siente desde adentro” hacer algo similar
Como cualquier recurso creativo: si lo usamos siempre, o exclusivamente: perderá su efecto. Pero todavía estamos lejos de que nos ocurra eso, ¡es momento de jugar!
Desarmar las palabras como se desarman los relojes y conocer su mecanismo,
saborearlas,
usarlas como juguetes de sonido
significado hecho juguete
que eso son.
Y una aclaración, estilo posdata, ahí les voy:
Posdata
Nada de:
– ¡Niños, con lo que me esforcé buscándoles un recurso! ¡Y ni me pelan!
Nada de:
– ¡Es cultura, niños! ¡Es cultura!
Nada de:
¡Amigos! ¡Si no entrenan nuestro salón no ganará las olimpíadas culturales!
Nada de:
¿Se acuerdan que les dije que mañana nos visitará la Señorita Inspectora?
… no se afanen, mis queridos,
ni siempre uno tiene ganas de jugar
ni a todos nos gustan todos los juguetes.
De modo que
si es chicle y pega…
perfecto
y si no, ya lo decía Lao Tsé,
a otra cosa
mariposa.
Poema | ¿Qué es? | ¡A jugar con eso! (por ejemplo) |
Te mando un gran abrazo, dos estornudos cuatro toses | Una lista que mezcla expresiones usuales de una carta, con otras que también hacemos… pero no se envían en los mensajes | Te mando un beso, seis hipos, una sacada de lengua… etc. etc. |
seis palmadas en la espalda | Sigue con algo afectuoso, cotidiano | … dos apretones de mano |
un piano volador, cinco bostezos | La lista salta mezclado el absurdo con lo posible (bostezo), pero que no suele enviarse a un amigo | … un tren que trepa, dos cosquillas |
¿Anotaste? | Le pregunta sobre la recepción de la lista | ¿entendiste? ¿la guardaste? ¿te llegó? ¿se oye desde allá? ¿no se borró lo que te dije? |
Si no, no importa. | Resta importancia a que no haya sido así | Ni te apures / No hay bronca / Si no se pudo, no te afanes |
Te lo repito. | Ofrece repetir la lista | Va de nuez / Checa manteca / |
Te mando un te quiero. | Pero al repetirla… es distinta, aunque empieza con afecto, otra vez | Te mando un te extraño |
Un siempre estaré | enumera, pero promesas de afecto, amistad, amor | Un siempre pienso en ti / un caminaré a tu lado… |
cuatro aquí estoy | Continúa enumerando expresiones de presencia (uno no enumera el cariño, por eso el efecto del poema) | Treinta aquí me tienes / veintisiete llámame cuando quieras |
un avión a ras del piso, un barco envuelto | Nuevamente salta a un plano absurdo, pasa otro nivel, ¿por qué? | … un auto volador, un edificio de rodillas |
un amor, un amor, un amor | … ¡ah! para recuperar el efecto que produce regresar al afecto, y además repitiendo la misma palabra (la repetición produce casi la sensación de ser tocado por quién habla o escribe) | … Un beso, un beso, un beso
… Un abrazo, un abrazo, un abrazo … Rodearte, rodearte, rodearte |
que no te falte, ni que se deje atar. | Sobre lo anterior señala un cuidado “positivo” y la seguridad de que no representará una carga | … que no se pierda y que te deje respirar
… que te abrigue y que no te ate … que te envuelva, y que salgas siempre |
No sé si coinciden las dos listas. | Finge, simula, juega a no estar seguro de lo que acaba de decir, es casi “una coquetería” cariñosa | … Ay, ¿será que te dicté bien?
… híjoles, espero no haberme hecho bolas … checa que no se me haya barrido algo |
¿Anotaste? | Repite la pregunta sobre si recibió o le quedó la lista (en verdad está preguntando sobre si le llegó la intención de este poema) | ¿Me oíste bien?
¿Lo guardaste en tu libreta? ¿Grabó la grabadora? ¿No se cortó la llamada? |
No importa. | Y le resta importancia a la lista, seguro de que lo esencial era el espíritu de todo lo que se nombró, no la lista. Es decir: el amor no se enumera, jugar a enumerarlo es eso: un juego, y una vez que lo hicimos, se puede olvidar la lista. | Ni te apures.
Ni le hace. Por suerte están las nubes. |
© Luis Pescetti