¿Para qué buscar mejores metáforas para llegar a la experiencia de un niño?
– Para mejorar la representación del otro.
– Porque en la eficacia de la representación, la respuesta/acción surge de inmediato.
El exilio visto como “lo que se deja” | El desarraigo, la pérdida de lo conocido | La pérdida del amor | Se desconoce a sí mismo |
El exilio visto cómo “dónde se llega” | Sentirse perdido en un lugar donde todo es nuevo | El niño | El no saber cómo manejarse, el agotamiento de aprender y aprender |
Cuando me preguntan cómo entiendo a los chicos, hablo del inmigrante:
– El inmigrante tiene sentimientos encontrados: gratitud y rechazo.
– Pierde las referencias conocidas.
– Todo resulta extensa y absolutamente nuevo.
– Necesita de alguien para casi todo.
– La sensación de desvalidez y el miedo al error están muy presentes.
– Siente gratitud, que se convierte en amor, hacia quien lo guía o cuida, aunque no esté 100% para él. Y a veces lo odia, porque depende de ese otro por completo y el otro no: el otro tiene arraigo, pertenencia, familia, que al inmigrante le faltan.
Sólo como metáfora, como imagen poética, y en ese sentido nosotros, los adultos, somos ciudadanos de este presente y este lugar, al que los niños… llegan.
Los adultos ya estábamos antes, en este lugar y este tiempo.
© Luis Pescetti