Inspiración no es evidencia (1/2)

La inspiración no siempre se presenta como evidencia
No debemos confundir idea con certeza. Tener una idea no es sentirse seguro de algo.

 

Tardé años en darme cuenta de que le pedía a una idea nueva que se presentara como una revelación, algo que la mostrara como evidente. A veces se da que una idea aparece como la solución que encaja. La sensación de “Eureka”. Pero no siempre es así, en muchas ocasiones una idea nueva se presenta como una intuición, o una impresión sin forma clara o plástica, sino una inclinación a tal acción sobre otras posibles, a veces como una imagen, una melodía, una frase, una posibilidad de acción.

 

En todos esos casos muchas veces es algo tenue, delicado, no se impone con una evidencia que gana toda la pantalla, sino como una señal tenue. En un tablero lleno de señales, ahí aparece una que indica algo, quizás no la habíamos advertido antes, pero ahora sí.

 

Y llama nuestra atención, ése es un dato clave, llamó nuestra atención, no de manera poderosa, tampoco. nos hizo detener, reparar en ella y quedó como una impresión que volvía a nuestra consciencia.

 

Hago tanto hincapié en esta descripción porque todos experimentamos estas sensaciones difusas en muchos campos de trabajo: un médico para sospechar un diagnóstico, un mecánico frente a una máquina, un constructor, también un artista frente a algo que no encaja o no sabe cómo avanzar, un docente frente a un grado, y así en cada ámbito de la vida hay alguien que debe actuar, decidir, frente a un escenario que no se presenta como una videncia o que, aun pareciendo evidente, hay una señal que indica otra opción.

 

Es semejante a la experiencia de la intuición. Se presenta como algo difícil de explicar en palabras cómo fue que llegamos a esa solución; pero en realidad lejos de haber ningún camino mágico vemos que son tantos los datos y experiencias que se tienen en cuenta que apenas pueden resumirse como eso: experimentar una intuición. por debajo de su capa, aparentemente indescifrable, veríamos muchas señales que se detectaron.

 

A los fines de encontrar la propia voz, de seguir un rumbo creativo en el sentido de que tenga originalidad en la solución, y a la vez cumpla un sentido en nuestra vida, a esos fines vamos a concluir que el éxito de alguien creativo empieza en:

 

– la capacidad de atender señales que pueden ser más evidentes o más ligeras, y que indican no necesariamente una solución evidente, sino algo anterior, quizás más informe: un rumbo de acción, un “probar” una posibilidad.

 

En cierta forma nos desdoblamos:

 

– una parte nuestra ofrece una idea, una respuesta. No sabemos cómo llegó a ella, es una idea, viene de una caja negra, no nos deja entrar a esa cocina. Las más de las veces se presenta no intencionalmente;

 

– otra parte nuestra es un observador: y de manera semejante a un radar, sobre un fondo de ruido, distingue una señal que es relevante.

© Luis Pescetti