Construir autoridad

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Estas notas se basan en mi experiencia con espectáculos y como escritor, y reflexiones que se desprenden de ella. Desde la escritura y desde las canciones o el escenario: la autoridad en relación al entretenimiento, a la visibilidad y a la empatía. Autoridad, para mí, es don de escucha, y oficio.
Como soy de pueblo, conocí una autoridad basada en jerarquías: gerente, escribano, abogado, médico, funcionario. La edad, las profesiones o un puesto, hacían la diferencia. El dentista no les hablaba a los chicos que atendía, si estabas en el frontón había que irse cuando llegaban “los grandes”, algunos médicos iban con la chaqueta al banco, y oías que lo saludaban “buenos días, doctor”. Algunos lucían esa forma de autoridad, la recordaban.

Sin embargo, cada vez que, realmente, le reconocí autoridad a alguien (autoridad genuina, no la que da temor y provoca estrategias) fue porque sentí alivio y confianza. Confianza en el manejo de su oficio, la solvencia con que respondería lo que me aquejaba o preguntaba, y alivio porque su respuesta sonaba natural, me hacía sentir natural a mí, no presumía su conocimiento. Al no hacerlo, paradójicamente: crecía en autoridad, era más mi modelo. Y, además, eran personas amables y con sentido del humor.

 

El choque entre esos dos modelos: uno más autoritario y otro cuya autoridad se basa en el oficio, fue enorme, y gravitó para que yo mismo quisiera dar de eso que me había hecho tanto bien.

 

Autoridad y entretenimiento:  haz de tu ámbito tu set

– Estamos en una época de enorme desafío porque la sociedad local (Hispanoamérica en general) no es la productora sino consumidora de entretenimiento

– nuestros chicos se ríen, se emocionan, con personajes, paisajes y códigos que no son locales

– muchos habremos vivido la experiencia de llegar a una ciudad, sobre todo de Estados Unidos, y sentir que estábamos en medio de un set. La habíamos visto tanto en una película que al vernos ahí, nos daba esa impresión.

– los niños viven eso, pero al revés: cuando apagan la pantalla, despiertan en el «no set», como cuando era niño (todos lo vivimos de niños), y salía del cine y «despertaba a mi pueblo otra vez»

– la pantalla era el lugar de la aventura, y mi entorno el de la “no aventura”

 

– Noté que muchas de nuestras canciones en Hispanoamérica hablan de ideales y de valores; y en muchas de las viejas canciones irlandesas, o del blues y el rock inglés:  de escenas cotidianas. ¡Una cuenta de un paisaje bello, que representa la familia, y otra de la chica Molly que vendía galletas en la calle de al lado!

Lo que ocurre, aún cuando con la mejor intención querés iluminar, elevar un ideario, es que transmitís sin darte cuenta: que lo trascendente vale más que tu realidad cotidiana. Dicho de otra manera: tu realidad no es narrable.

 

– Mis primeras canciones fueron, literalmente, para mis propios alumnos de salas de jardín, incluso aquellas que luego se hicieron muy conocidas, y contaban escenas de la clase o sus travesuras.

 

Nota:

Encontrar un lenguaje local, en lo que sea que hagamos, una voz local, no única, no excluyente del mundo.

– una mirada local quiere decir cuando mirás el entorno en el que querés actuar como el verdadero set de la aventura: ahí están los temas, los problemas, los planteos, los personajes y las posibles soluciones, ahí está el paisaje y el idioma.

– no mires el entorno en el que querés trabajar como el no set, conviértelo en tu set.

 

Autoridad y visibilidad: observa y luego refleja con un sentido que organice


tiene autoridad el que te hace visible, no el que se ilumina mejor a sí mismo

– el profesor que recuerdas “con más autoridad” no era el que escondía su conocimiento sino el que mejor lo transfería

– cuando me subo al escenario, escribo o compongo, trato de poner en palabras las escenas que me cuentan y que los mismos niños o familias no han puesto en palabras. Luego se ríen, con alivio, y se ríen porque se reconocen.

– la fuente de “mi autoridad” como artista ha sido la observación y ser un buen traductor de lo que vi, en dos sentidos: fiel a lo que vi, y amoroso: lo hice con afecto, para iluminar, en lo posible.

No para imponer mi propia visión: sino como un espejo fiel: “así te ves”, parece decir cada verso de una canción mía.

 

– John Leguizamo: “América Latina para idiotas”, John Leguizamo (Netflix – Tráiler):  https://youtu.be/23Q2-1AYJCs

 

Me impacta esa brillante afirmación: “… Si no te ves a ti mismo representado fuera de ti mismo, te sientes totalmente invisible”.

 

Visibilidad, pero dicho de otra manera: el que cuenta tu historia: ¿Quién cuenta nuestra historia?

– como familia: contarles nuestra historia a nuestros niños

* los líos

* la épica personal y familiar

José Martí: “¿Qué es lo que falta que la aventura falta?”

 

Esa épica, por alguna razón no siempre los adultos de las familias las comparten con los chicos, antes más, ahora menos. En Argentina especialmente, no somos un país que cultive o desarrolle una narrativa a partir de su propia épica. Hay un par de relatos, pero nuestros chicos en entretenimiento y en cultura consumen, viven, la épica de otras producciones de entretenimiento y culturales.

 

Ver más click acá: ¿Quién cuenta nuestra historia?:  https://www.unninounavoz.com/articulos/quien-cuenta-nuestra-historia/

 

Autoridad y empatía: imagínate inmigrante


– mi autoridad se basó en el oficio y en la oreja, la observación (es decir la empatía)

– autoridad no es tanto el que te corrige sino el que te comprende, entiende nuestra experiencia, y hasta puede devolvérnosla convertida, no en sermón sino en propuesta

– la empatía es un problema de imaginación: cómo imaginás al otro

– cuando más acertada sea tu representación del otro, mejor será lo que hagas

– estamos obligados a leer bien nuestra sociedad: y ya no sólo por razones éticas, sino técnicas: por la horizontalidad en la producción y distribución de contenidos de entretenimiento e información, cambiaron los paradigmas de autoridad (ejemplo ya no preocupa tanto si no te admiten como alumno en… seguramente en YouTube subieron varios tutoriales, y por maestros más grandes que éste que cerró la puerta).

 

Nota:

– Una buena metáfora para representarnos a otro, a veces más fértil que “ponernos en su lugar” es:

imaginate que sos inmigrante, vos mismo.

– un inmigrante ya formado, incluso con oficio o profesión

– ¿qué sentís frente a alguien con más autoridad o poder, pero con menos experiencia?

– ¿qué te ayudaría a integrarte?

– ¿qué te ofendería?

En las respuestas a esas preguntas tan simples están nuestros resortes para conectar con nuestros niños, con

nuestro equipo.

 

Leer más, clic acá: https://www.unninounavoz.com/articulos/los-ninos-vistos-como-inmigrantes/

 

«Construir autoridad», para el posgrado «Educación emocional para nuevos liderazgos» dirigido por Adela Sáenz Cavia (Facultad de Ciencias Sociales – UCA – ARG)

© Luis Pescetti