Tomen una secuencia de hechos muy conocida por ustedes. Cuenten el recorrido (o descríbanse a ustedes mismos recorriéndola) pero a una velocidad acelerada, imposible en la realidad.
Ejemplo: el camino a la escuela, al trabajo, a visitar parientes.
No se preocupen por “ser expresivos”, creativos, ingeniosos, sólo describan los pasos, como un cronista que observa una situación, a él mismo o a un grupo o a otra persona. Y en esa descripción notamos que los acontecimientos se precipitan, los pasos se dan cada vez más rápidamente.
© Luis Pescetti