Escriban unas líneas sobre algo a lo que les gustaría dedicarle la vida. Atención: no es un compromiso que haya que cumplir. Es aquello que hoy les da ganas de dedicarle la vida… toda su vida. Y no se preocupen, mañana pueden elegir otra causa, otra meta. Vale decir: es un ejercicio que, como a todos los ejercicios, los hacemos en serio, de verdad o, dicho de otro modo: siendo verdaderos, pero esto debe ser con la capacidad de ensayo, de juego, y de no “quedar pegados” a una decisión o elección de rol o de perspectiva, como cuando juegan los niños. Lo hacen intensamente desde un personaje, con todo su ser, y luego, con absoluta ligereza cambian el planteo.
Jugar nos exige esas dos posiciones: hacerlo a fondo, con el corazón, y no quedar pegados, no ser rígidos, cambiar, descartar.
© Luis Pescetti