Experiencias: todo lo malo, todo lo bueno

Katsushika Hokusai

La ley de Murphy dice que si algo puede fallar… fallará. Pero no dice que todo lo que puede fallar lo hará al mismo momento. Si vamos de viaje puede que haya imprevistos, y si recordamos distintos viajes puede que nos hayan ocurrido diferentes imprevistos, pero sería muy raro que todos, absolutamente todos… ocurran en un viaje. Ese es el recurso que usé para la canción «El campamento». Los padres pueden temer distintas cosas, un antídoto es hacer una canción en la que todas, y hasta otras no imaginadas, ocurren en el mismo viaje.

El campamento

Hola mamá  te estoy llamando de muy lejos
ya llegué al campamento
no me hables que es muy caro, por favor.
Sí, sí, ya sé que quieres preguntarme cosas
pero oye un minutito que esto cuesta un dineral.
Durante el viaje no moví ni una pierna
el autobús estaba lleno de salvajes animales como yo
Fuimos cantando a los gritos todo el tiempo
y, quizás, fuera por eso que el chofer se suicidó.
Esto es bien padre, no hay horarios
y comemos porquerías
con las manos en cacharros sin lavar.
El director del campamento está ligando
a una profesora nueva que es casada, yo lo sé.
Nunca me baño y la casa de campaña huele a peste
que los moscos se mueren al entrar.
Mis pantalones ya se paran y caminan
y si vieras mis calzones ¡son como un arma nuclear!
El comedor del campamento está negro y
los cacharros tienen grasa
de otros grupos que pasaron por aquí.
Pero los baños, eso sí que es sorpredente,
uno siente, de repente, que si entra va a morir.
La enfermería tiene alcohol y merthiolate
muchas gasas y algodones y también un bisturí.
Esto es muy útil porque aquí hay perros salvajes,
y animales peligrosos que nos suelen atacar.
Como te digo, esto es bien padre, paso frío,
toda mi ropa está húmeda y perdí mi sleepeeng bag.
Las excursiones son geniales y es probable que
si encuentran al perdido regresemos pronto allá.
¡Chau, mamá!

El ejercicio consiste en pensar algo que nos dé inseguridad o despierte ciertos temores (no “grandes pánicos inmanejables” porque ni el taller ni la escuela son grupos de autoayuda y con que el maestro sea eso: maestro, es más que suficiente. De modo que tengan la elegancia de elegir “temorcitos”, pequeñas pesimisteces, que les acometan al encarar algo que les guste…. Luego hagan que se den todas, en una sola ocasión.

Nota:

El truco es alejarnos de un tono pesimista. Si uno lo cuenta con, buen humor, optimismo, empeño, incluso cierta neutralidad, el efecto es mejor. No queremos “dar lástima” y, en todo caso, hacerlo así quitaría eficacia al relato.

 

Variante positiva

Lo mismo, pero al revés: todo lo bueno pasa de una sola vez en la misma oportunidad. Si algo bueno pudiéramos desear… ocurre, si algo inesperado, pudiera favorecernos… ocurre.

Nota:

Para no quitar eficacia al relato, conviene que moderen la sorpresa. Si dicen «¡ohh…!» a cada rato, pierde fuerza. En cambio si apenas se sorprenden o hasta toman con naturalidad cada una de las cosas buenas, gana más fuerza. No hace falta aclararle al lector que estamos haciendo una broma o una ironía (ese efecto tendría hacer oh… y ohh… a cada rato), confiamos en nuestro lector, es listo y sabe que las cosas no suceden así, ambos sabemos que lo sabemos y jugamos con eso.

© Luis Pescetti