No quiero que te frustres

Para este juego imaginen adultos cuya preocupación es “no tenemos que frustrarlo”, entonces cada “no porque…” o “sí porque…” debe ir con una explicación, justificación, por irracional o innecesario que sea el pedido.

 

La idea básica de este personaje adulto es “no es que yo no quiera”, o “si por mí fuera… “, aunque no lo exprese así. Imaginamos a alguien que tiene tal temor a que el niño, el otro, lo culpe por el “no” o por el “sí”, que deberá dar excusas dejando en claro que “si por él fuera lo concedería…”, ¡aun cuando el pedido sea imposible!

 

Para este juego imaginen un adulto cuya preocupación es “no tenemos que frustrarlo”, así que aceptan cualquier cosa que se les pida, o tratan de cumplirla, no importa cuán irracional o innecesario sea el pedido.

 

La idea básica de este personaje adulto es “lo haré todo para lograrlo”, aunque no lo exprese así. Imaginamos a alguien que tiene tal temor a que el niño, el otro, lo culpe por un “no”, que cuando su pedido no se cumpla deberá dar excusas dejando en claro que “si por él fuera lo concedería”, ¡aun cuando sea imposible!

 

Ejemplo:

 

– Mamá, quiero que pasen la película de nuevo (niño frente a la tv).

– Ahora llamo al canal y pregunto…

 

El ejercicio consiste en pensar (o recordar) pedidos de un niño o una novia o un novio muy caprichosos, y la respuesta del otro para no frustrarlo:

 

– Papá, hoy no quiero ir a la escuela.

– ¡Nos quedamos y yo también falto al trabajo!

 

– Mi amor, nuestro auto ya tiene 10 meses de usado.

– Eh… No lo cambié porque pensé que te habías encariñado con él.

 

– … (Niño llora porque le hicieron un gol).

– No llores, a partir de ahora los goles en los dos arcos ¡son puntos para vos!

© Luis Pescetti