Paso a paso: medios y fines

Pablo Fernández, para «Natacha»

El ejercicio consiste en tomar cualquiera de los deseos u obligaciones de las primeras dos listas (la de deseos y la de obligaciones) y hacer una cadena de “qué hace falta” para lograr lo que queremos, tan extensa como sea divertido y posible.

 

Ejemplo:

 

No quiero ir a la escuela, pero para eso debo simular que me siento mal, si me toman la fiebre debería calentar el termómetro, pero las luces de mi cuarto son de bajo consumo, no dan calor, entonces tengo que conseguir el encendedor que está en la cocina, para eso debo ir ahí sin que me descubran, para que no me descubran debo esperar que salgan, para que salgan tengo que pedir algo que no está en casa, para que me lo traigan debo inventar que es muy necesario y nadie más que alguien de la casa me lo puede traer…  etc.

 

Como ven, el objetivo inicial es faltar a la escuela y en un rato se convierte en una laboriosa construcción y llegamos al lejano punto en el que necesita una idea para pedir algo que no está en la casa y que obligue a su mamá o papá a ir a buscarlo.

 

No conviene pensar las escenas “en bloque”, el desarrollo de cualquier escena se puede subdividir casi tanto como queramos (y no aburramos a nuestra audiencia).

 

Un truco simple es considerar a cada medio como la nueva meta. Ejemplo:

 

Quiero comer un caramelo, el medio es: debo ir al kiosco.

Ahora hago de “iré al quiosco” la nueva meta.

Para ir al kiosco debo vestirme:

Hago de eso la nueva meta:

– debo vestirme, pero cada cosa que saco está rota o sucia.

Hago de eso la nueva meta:

– si todo está roto o sucio: debo arreglarlo.

Hago de eso la nueva meta:

– para arreglarlo tengo que aprender a lavar y coser.

Hago de eso la nueva meta:

– debo encender la computadora, que está en el cuarto de mis padres, para ver en YouTube cómo se cose esto.

 

… Y sigo, con la simple idea de que cada medio que me acerca a mi meta, se convierte en una meta en sí misma y deberé hacer algo. En el ejemplo: la meta inicial “comer caramelos” cada vez queda más intermediada, alejada, por una cadena larga de dificultades a superar.

 

Es como si, en otras palabras, creyéramos o diéramos por supuesto que:

 

– salirse con la suya es un desvío

– lograr lo que queremos es más trabajo que renunciar (¡pero sabe mejor!)

 

¡Por supuesto que no afirmamos eso! Solo es un truco para escribir algo con humor, o hacer desarrollos, que alarguen y alejen la concreción de un deseo y que, desde la óptica infantil, o de alguien que no tiene los mismos recursos que el resto (otra vez: un inmigrante, por ejemplo) así se siente y es lo que le da tensión dramática al acto más simple.

© Luis Pescetti