Escriban algunas cosas que les llamaron la atención del día de ayer.
No necesariamente deben ser trascendentes, ni para subirlas a una red, ni para contarlas a nadie. Tampoco debemos tener una explicación sobre por qué nos quedó dando vueltas eso.
A veces algo nos impacta tanto que hasta soñamos con ello, y otras veces lo que nos llamó la atención queda como un “segundo sabor”, no en primera fila de nuestra conciencia, sino flotando como en segundo plano, y luego encaja con otra pieza y resuelve algo, o simplemente asoma.
Tampoco deben ser hechos o imágenes “creativas” o que “sirvan para crear”.
Lo que nos importa es entrenar, acostumbrarnos a qué nos llama la atención a nosotros. Como si nuestra atención fuera una tía que mira tv, la visitamos y nos preguntamos: ¿qué canales mira la tía? ¿qué programas?
© Luis Pescetti