de la serie «la educación vial desde el punto de vista de los niños» (ver completa click acá)
Texto dirigido a los docentes
Gustavo Schujman
Sentido y función de las normas
La propuesta de actividades tiene como fin pensar con los chicos y las chicas sobre las normas de tránsito en particular y sobre las normas o reglas que se aplican en otros ámbitos de la vida cotidiana. Es importante mostrar lo que las normas prohíben, pero, sobre todo, lo que posibilitan o habilitan gracias a esas prohibiciones.
Si vivimos en una ciudad, un semáforo rojo para una persona es un semáforo verde para otra, una señal de alto para nosotros es una prioridad de paso para quienes vienen por la otra calle. Lo que en un momento es un límite para nosotros, en otro momento puede convertirse en nuestro derecho: tengo que detenerme y no cruzar la calle para permitir que otros circulen. Luego son los otros los que se detienen para que yo pueda cruzar.
Analizar con los chicos y las chicas las reglas de algunos juegos o deportes es una puerta de entrada adecuada para comprender el sentido de las normas. Saber jugar un juego equivale, en primer lugar, a conocer sus reglas. Estas reglas delimitan el juego: una pieza de ajedrez no puede moverse de cualquier modo. Sin esos límites, el juego sería imposible: cada cual haría cualquier cosa y eso ya no sería jugar. Y si uno de los jugadores no acepta alguna de las reglas, no puede seguir jugando o no tiene sentido jugar con esa persona. La aceptación de las reglas que habilitan el juego no es otra cosa que el reconocimiento de cierta legalidad y conlleva de manera implícita sujeción a lo que queda prohibido y conformidad con eso, o sea, el acto de renunciar al “vale todo” o “como a mí se me ocurra”.
Las reglas del juego prohíben que sucedan ciertas cosas, delimitando las acciones de los jugadores. Esas prohibiciones o límites tienen valor y sentido por lo que posibilitan, por lo que habilitan.
En general, cuando se habla de las normas se pone el énfasis en su carácter prohibitivo, pero se desatiende el sentido último de la prohibición: hacer posible cierto tipo de acción. Esto vale para los juegos y también para el complejo y difícil arte de convivir.
Entonces, el fundamento de lo prohibido no hay que buscarlo solo por el lado de aquello que no está autorizado sino por el campo que delimita como permitido. La prohibición es un no que se pronuncia para que alguna otra cosa pueda acontecer, para garantizar condiciones de realización efectiva. La prohibición es una cara de la norma. La otra cara es la posibilidad que esa prohibición instituye.
Actividades
1) Pensemos las ventajas y las desventajas de la velocidad. ¿En qué circunstancias está bien ser veloz?
2) Pensemos las ventajas y las desventajas de la lentitud. ¿En qué circunstancias está bien ir despacio?
3) ¿Los grandes hacen cosas “a las apuradas”? ¿Ustedes hacen cosas a las apuradas? ¿Cuándo? ¿Por qué?
4) ¿La culpa de estar apurados y apuradas la tiene el reloj? ¿Sí, no? ¿Y si no es el reloj, a qué se debe?
5) ¿Creen que todas las personas en el país viven igual de apuradas? ¿En qué lugar se imaginan que la gente vive más apurada y en qué lugar se imaginan que vive menos apurada? ¿Por qué?
6) El personaje de la canción “Yo no freno” dice que “nunca llega”. ¿Por qué nunca llega?
Imaginen una gran ciudad sin semáforos, ¿las personas tardarían más o menos en llegar? ¿Por qué? ¿Qué cosas podrían suceder si no hubiese semáforos?
7) ¿Para qué sirven las reglas? Por ejemplo: las reglas de un juego. Jueguen un juego que conozcan bien. Luego respondan las siguientes preguntas: ¿cuáles son las reglas de este juego? ¿qué es lo que no se puede hacer en este juego? ¿qué es lo que se puede hacer? Cambien alguna regla y vuelvan a jugar: ¿cómo resultó? ¿mejor, más divertido? ¿peor, menos divertido? ¿Por qué?
8) Caminen todos/as por el salón, sin poner ninguna regla. Analicen qué pasó y, si les parece que hace falta, acuerden unas reglas para los momentos en que los caminos se cruzan. ¿Cómo les fue mejor? ¿Con reglas o sin reglas? ¿Por qué?
9) ¡Bailen la canción “Yo no freno”! Cuando suene, tienen que caminar acompañando con el cuerpo el ritmo de la música. Si va rápido, caminan rápido. Y cuando dice “freno”, ¡frenan! ¿Qué pasó? ¿Se chocaron? ¿Se encontraron?
10) Reglamento para perder el tiempo: escriban cinco reglas para perder el tiempo. Y después, si pueden, ¡pónganlas en práctica! Pueden hacer carteles y pegarlas en la escuela o regalarlas en la calle.
11) Compongan entre todos/as una canción cuyo título sea: “¿Podemos ir más despacio?” o “¡Quiero llegar!”
de la serie «la educación vial desde el punto de vista de los niños» (ver completa click acá)
© Luis Pescetti