El único animal para pisar

de la serie «la educación vial desde el punto de vista de los niños» (ver completa click acá)

 

Texto dirigido a los docentes

Gustavo Schujman

De la obediencia a la autonomía

 

Al inicio de nuestras vidas y durante unos años, vivimos bajo el imperio de muchas pautas y órdenes dadas por los adultos. A medida que crecemos vamos comprendiendo paulatinamente el sentido y la función de esas pautas y nos vamos volviendo cada vez más autónomos.

 

Cuando somos niños pequeños descubrimos lo prohibido y lo permitido a través de los mensajes emitidos por padres, docentes y otras personas “grandes”. Esos mensajes suelen ser del siguiente tipo:

• “No se dicen esas cosas”,

• “No se interrumpe”

• “No se come con la boca abierta”

• “No se miente”.

 

“No hagas eso porque:

• Es sucio
• Está mal
• Es feo
• Es peligroso
• Te podés lastimar o podés lastimar a alguien”

 

En la canción “El único animal para pisar” hay un mensaje en tono imperativo: “pisá las blancas, pisá las negras”. Y si bien se explica de inmediato el sentido de ese mensaje (“eso te ayudará a cruzar”), no es sólo un consejo o una recomendación. Su intención es que niños y niñas sepan cómo tienen que cruzar la calle y la crucen como se debe. En otros asuntos podríamos admitir (incluso, preferir) que los pequeños prueben, se equivoquen, aprendan del error. Pero en lo que atañe a asuntos tan delicados como cruzar la calle o movilizarse en el espacio público sólo queremos que hagan lo correcto, aunque aún no entiendan el sentido de esas pautas de conducta que les transmitimos.

 

Antes de esa transmisión hemos ofrecido nuestra mano para cruzar. Con el paso del tiempo y cuando el niño o la niña ha adquirido experiencia, dejamos de dar la mano. Nuestro objetivo nunca es agarrar, sino, finalmente, soltar. El objetivo es que niños y niñas vayan ganando autonomía. Durante nuestros primeros años de vida, entonces, existe lo que está permitido y lo que está prohibido, lo que se hace y lo que no se hace. La norma es anterior a su comprensión, a nuestra posibilidad de entender su sentido.

 

Inclusive, puede afirmarse que en nuestra primera infancia aún no tenemos una escala que jerarquice cuáles prohibiciones son más importantes y cuáles menos. La capacidad de hacer esas distinciones llegará más tarde.

 

Si pensamos esta cuestión teniendo en cuenta nuestras etapas evolutivas, advertimos que a medida que crecemos vamos pasando de la obediencia a la autonomía. En realidad, la palabra “autónomo” significa darse a sí mismo la ley. Entonces, no es que la persona autónoma viva sin reglas. Lo que sucede es que la persona autónoma ya no necesita que esas reglas les sean dadas por otros, desde afuera. Ha aprendido las normas, las ha internalizado y reconoce libremente su función y su sentido. Y a partir de haberlas internalizado puede hacerse responsable, puede entender sus decisiones, sus acciones y sus posibles consecuencias.

 

Actividades

 

• Si en las calles de nuestro barrio no hay “cebras” ¿por dónde debemos cruzar? ¿Por qué?

 

• Otra indicación es que no hay que cruzar la calle corriendo. ¿Por qué?

 

• ¿Cruzar mal la calle puede ocasionar un accidente entre vehículos? ¿Cómo? ¿Por qué?

 

• ¿Un peatón puede ser responsable de un accidente? ¿O sólo son responsables de accidentes quienes conducen vehículos?

 

de la serie «la educación vial desde el punto de vista de los niños» (ver completa click acá)

© Luis Pescetti