derecho al tiempo de ensayo
– observar y probar sin ser actor del “terreno” o del “mercado” (literario, económico, político)
– ser actor antes de tiempo obliga o impacta en un grado de eficacia que supera recursos o capacidad de procesar
– un éxito demasiado temprano puede ser un castigo, tanto por cómo cristaliza a la propia imagen como por la expectativas que genera (de ahí en más sólo más, si no…)
derecho a la gradualidad, la demora, no inmediatez
– “ahora o nunca” es peligroso, puede ser cierto en situaciones excepcionales, pero “pecha”, empuja
– “todo” (Y todo ya) … o significará que perdimos /que nos humillan /que nos agreden /que nos avasallan
– que haya pasos, estaciones intermedias ya sea en un logro que nos proponemos o en plantear la respuesta a un conflicto
– no masificar: lo siento incluído o por lo menos relacionado, no tomar la parte por el todo (un juez corrupto: la justicia de este país no vale nada).
– los procesos no son lineales: suben, bajan, se acercan, retroceden…
derecho a un “otro”, un semejante
– derecho a ser sin triunfar sobre el otro
– derecho a un semejante que no piense igual y no sea enemigo o amenaza
– derecho a imaginar la realidad tal como la ve el otro
– derecho a imaginar cómo me representa el otro
– “Una tierra para dos pueblos” (Martin Buber, trad. Silvana Rabinovich)
– En su búsqueda a la respuesta de este “cómo”, Buber se apoyó en el concepto clave de su pensamiento en general- “diálogo”. Es importante destacar que según Buber, un diálogo verdadero empieza con lo que él denominó “rodeo” (Umfassung): tú rodeas, o contienes, en tu espíritu la existencia del prójimo –le tiendes tu oído, conoces y sientes su dolor, sus preocupaciones y también aquello que lo hace feliz- sin que anules tu propia existencia, tus preocupaciones y tu felicidad. “Rodeamos” con la esperanza de que así él también nos “rodee”, contenga nuestra existencia –cuando esto se cumple, hay verdadero diálogo.
Diálogo entre dos pueblos que están asentados en una misma tierra, destinado a conducir a su coexistencia pacífica, necesariamente envuelve acuerdos, acuerdos basados en un principio existencial-moral, o según Buber kav hatijum –línea de demarcación- : la línea que en la situación de existencia en un espacio común señala la medida máxima posible de la realización personal con el mínimo de daño e injusticia del prójimo comprendido en el mismo área. El principio de la línea de demarcación es la base para la solución ética de cualquier conflicto interhumano, incluso el conflicto judeo-árabe. Buber no se cansaba de señalar que quien está interesado en un diálogo, es decir, en la solución de un diferendo entre dos pueblos, debe empezar por preparar el terreno para alcanzarlo.
“Los niños ven lo que ocurre alrededor y callan. Sin embargo, en la noche ellos suspiran en sus sueños, se despiertan y miran en la oscuridad – el mundo se les volvió no confiable” (Buber)
derecho a la paciencia o estar libres del “error estilo nacional”
errores más o menos típicos y “marca nacional”
– impaciencia
– la fin del mundo
dramatizar:
* con esto acabó todo
* aquí no hay justicia
* no hay futuro
– masificar (sin gradualidad): la parte por el todo:
* si les reconocés un poco de razón ¡le estás reconociendo todo!
* si admitís que no son perversos estás afirmando que son buenos
– y proyectar eternizando esta foto en el futuro: (así será el presente de ahora en más)
* no proyectes esto que va mal sobre todo tu panorama y para siempre
propios y ajenos
– ¿¡Qué hizo!?
– Depende, ¿es de los nuestros?
derecho a la obstinada esperanza (no desánimo, no desencanto)
Clarín (BsAs, 12/02/12): “Hay dos deberes con los chicos: responsabilidad y obstinada esperanza”, por Claudio Martyniuk (fragmento):
¿Desde qué lugar se parte para hacer una obra destinada a chicos?
Siempre me imagino como un maestro que mañana tiene que ir frente a un grado de 20 o 30 chicos. Segundo o cuarto grado. ¿Qué noticias me impactaron? ¿Cómo las traduzco? Así veo las noticias desde la óptica de un maestro frente al grado. Entonces, si un comentarista en la radio dice: “En este país la Justicia está en el horno”, uno no se puede parar frente a un grado y decir: “Chicos, les voy a comunicar que en este país la Justicia está en el horno”.
¿Y cómo traducirlo? Por ejemplo, diciendo que hay personas que se enojan, y en el momento que se enojan dicen exageraciones. Y podría resumirse la traducción: “La Justicia es una construcción en la que a veces ocupan puestos personas que no están aptas para el cargo -como en cualquier otro trabajo-, y hay mecanismos para ir mejorando”. Ese mismo trabajo tienen que hacer los padres para hablar con sus hijos. Y en esa tarea hay una función de responsabilidad y una obligación de esperanza hacia el futuro. Los chicos acaban de llegar y no se puede cancelar su viaje al mundo; no les podemos apagar las luces del aeropuerto y dejarlos sin horizontes. Entonces siempre me imagino como un maestro que tiene que encontrarse con una clase. Imagino también que el papá de una niña es especialmente sensible, y entonces oigo lo que estoy haciendo y me pregunto qué diría el papá de esa niña ante una canción en la que trabajo. ¿Le molestaría? ¿Qué cosas quitaría? ¿Cómo evitar la subestimación a ese otro que es el chico? … Con los chicos, hay que ir, estar y poner la oreja. Hay dos deberes con ellos: responsabilidad y obstinada esperanza.
derecho al error, al fracaso
– explorar el endiosamiento del éxito
– hay fracasos que si no se sancionan (si no son dañinos o masivos) permiten llegar a mejores logros
derecho a construir el propio relato
– metáfora: los estudios poscolonialistas de Edward Said
derecho a aburrirse
– hay riesgo cuando suponemos que todos los momentos debemos captar su atención
– esa idea de éxito en el atractivo (rating) condiciona el contenido
– obliga a un vértigo en la dinámica de un relato (una edición veloz) que afecta o condiciona el contenido
– sin ondonadas del aburrimiento los saltos creativos no afloran (son condición necesaria, pero no suficiente!)
– tomado de “Mal de escuela”, de Pennac (143/144):
Para que tuvieran una posibilidad de lograrlo, era preciso enseñarles de nuevo la propia noción del esfuerzo, devolverles por consiguiente el gusto por la soledad y el silencio y sobre todo, el dominio del tiempo, del aburrimiento, pues. A veces les aconsejaba ejercicios de aburrimiento, sí, para instalarles en la perseverancia. Les rogaba que no hiciesen nada: que no se distrajeran, no consumieran nada, ni siquiera conversación, que tampoco trabajaran, en resumen, que no hicieran nada, nada de nada.
—Ejercicio de aburrimiento, esta tarde, veinte minutos sin hacer nada antes de ponerse a trabajar.
—¿Ni siquiera escuchar música?
—¡De ningún modo!
—¿Veinte minutos?
—Veinte minutos. Con el reloj en la mano. De las cinco y veinte a las cinco cuarenta. Os vais directamente a casa, no dirigís la palabra a nadie, no os detenéis en ningún café, ignoráis la existencia de los «flippers», no conocéis a vuestros compañeros, entráis en vuestra habitación, os sentáis en vuestra cama, no abrís la cartera, no os ponéis el walkman, apartáis los ojos de vuestra gameboy y esperáis veinte minutos, mirando al vacío.
—¿Para qué?
—Por pura curiosidad. Concentraos en los minutos que pasan, no perdáis ni uno y contádmelo mañana.
—¿Cómo podrá comprobar usted que lo hemos hecho?
—No podré.
—¿Y después de los veinte minutos?
—Os lanzáis sobre los deberes como hambrientos.
derecho a no saber
– podría sonar a un derecho pensado desde un país opulento, pero imaginemos más bien a alguien que siente vergüenza por no saber, y cómo actúa en consecuencia
– también que haya otro que reconozcas con jerarquía como para ser tu maestro/modelo y que se pueda entregar una razonable cuota de confianza, y que si dice que algo está mal o pauta pasos, tiempos: no sientas que avasalla derechos (ej,. del chico en un reportaje que porque no lo dejaban participar dijo “nos agreden siempre”.
derecho a no ser un absoluto
– no ser todo, siempre, para todos
– no merecer siempre todo, y antes que todos
derecho a no vivir en un estado de excepción permanente
– que pide suspensión de las reglas justificándose en la expecionalidad del momento
derecho al espacio amplio y un mundo propio
derecho a que no tomen la parte por el todo o a ser masificados en la crítica
“Doce millones cuatrocientos mil jóvenes franceses son escolarizados cada año, de ellos casi un millón de adolescentes proceden de la inmigración. Pongamos que doscientos mil se encuentran en situación de fracaso escolar. ¿Cuántos de estos doscientos mil han caído en la violencia verbal o física (insultos a los profesores, cuya vida se convierte en un infierno, amenazas, golpes, destrucción de locales…)? ¿Una cuarta parte? ¿Cincuenta mil? Supongámoslo. Se deduce de ello que, de una población de doce millones cuatrocientos mil alumnos, el 0,4 por ciento basta para alimentar la imagen de Maximilien, el horrible fantasma del zoquete devorador de civilización, que monopoliza todos los medios de información cuando se habla de la escuela e inflama todas las imaginaciones, incluidas las más reflexivas.
Supongamos que me equivoco en mis cálculos, que sea preciso multiplicar por dos o por tres mi 0,4 por ciento, el resultado sigue siendo irrisorio y el miedo alimentado contra esa juventud, perfectamente vergonzoso para los adultos que somos.”
comentario:
si repasamos la lista de los derechos de los niños
observamos que son derechos que se completan en quién los tiene
hay otros derechos que tienen a terceros como sujetos
* ej. el derecho a manejar no se completa en quién está al volante, sino en quien va como pasajero y los que se le cruzan al medio
* el derecho a votar de un residente en el extranjero afecta a los residentes en el país (los residentes en el país podrían tener objeciones al derecho al voto de los extranjeros: “no son residentes fiscales aquí”, por ej.)
* el derecho a votar a los 16 años, es un derecho que no se completa en quien lo ejerce, sino que toma a otros –iguales y diferentes- a quienes afectará).
hay un caso que presenta algo controvertido, en el derecho a la identidad: podríamos imaginar a alguien que noq uiere saber su verdadero origen (si es hijo de qué padre o si fue sustraído en su infancia, por ej.); pero en ese caso el ejercicio de ese derecho sí afecta a 3ros: otros que no sabrán si son padres, o abuelos, familiares, y esa incógnita abierta pesará siempre sobre sus vidas.
© Luis Pescetti