La calle y las fiestas en zona de conflicto – Colombia

Tatiana Duplat
Tatiana Duplat

“… hasta las fiestas populares se convirtieron en una reivindicación del espacio de lo público por parte de la ciudadanía y en un escenario de reconocimiento indispensable para la reconciliación. En un contexto en el que el conflicto armado se había expresado con tanta intensidad, el solo hecho de que la comunidad saliera masivamente a la calle podía resultar un desafío a los grupos armados que normalmente habían presionado por controlar el uso de esos espacios, según sus intereses particulares. Desde la perspectiva de las comunidades, las fiestas expresaban la defensa de la calle como espacio público que debía obedecer a necesidades colectivas. A la vez, esto constituía una manera de reafirmar el deseo de “reencontrarse” fraternalmente con quienes, durante mucho tiempo, fueron considerados enemigos. (…)

TATIANA, pág. 190

 

(…) En este sentido, se destaca también la Primera Fiesta de la Reconciliación del Alto Ariari diseñada como un espacio de pedagogía y simbología de la convivencia hasta en sus más pequeños detalles.

TATIANA, pág. 258

– Esa fue una fiesta que hicimos con encuentro deportivo de fútbol, con carrera atlética, con una carrera de burros, con presentaciones folclóricas.

– Sí, y eso fue muy hermoso porque, por ejemplo, el partido de fútbol, entonces no era un partido del uno contra el otro que gane, sino era un partido de hombres y un partido de mujeres. En el partido de mujeres, en cada equipo, había de todos los municipios. O sea, la gente no hacía barra por El Castillo, por El Dorado, sino hacía barra por un equipo o por el otro, pero ambos eran del Alto Ariari, o sea que de todos modos ganaba el Alto Ariari.

Y la carrera atlética la montamos fue que todo el mundo podía correr, pero era por parejas, un hombre y una mujer. O sea, no era una competencia cada uno el que más corra, porque se sabía quién iba a ganar, siempre en un pueblo se sabe quién es el que más corre. Entonces iba a ser por parejas y cada uno debía ser de municipios diferentes e ir siempre de la mano. O sea, no había forma de que un man saliera corriendo y dejara a la vieja atrás.

Y la carrera de burros fue también una cosa muy emocionante, incluso la carrera de burros fue propuesta de Roberto Lippi109, dijo “mano, hagamos una carrera de burros”, yo dije “esto qué”, y es hermoso. Yo incluso diría que en todas las fiestas de los pueblos deben de hacer carrera de burros. Yo obviamente estaba ayudando mucho en la coordinación, entonces yo me hice muy amigo del señor que nos prestó los burros. Él me dio la mejor burrita y yo gané. Yo fui el campeón de la carrera de burros [Risas]. Roberto quedó de tercero. Roberto también corrió en burro.
– ¿Naciones Unidas también participó en la carrera de burros?

– Sí, sí, y era en burro a pelo, pues. Era agarrarse uno ahí con un lazo y corra. Era darle la vuelta al parque principal. Y ese fue el evento más concurrido, el evento más publicitado (…)
Paz en la guerra -reconciliación y democracia en el Alto Arari,   de  Tatiana Duplat Ayala (Universidad Eafit, Universidad Del Rosario), ed Siglo del Hombre, COL

https://libreriasiglo.com/politica/60906-paz-en-la-guerra.html

Este libro relata la historia de dos pueblos que firmaron un pacto de reconciliación en 1998 en medio de los enfrentamientos entre la guerrilla y los paramilitares. A través de los acontecimientos que transcurrieron en El Castillo y El Dorado, región del Alto Ariari situada en el departamento del Meta, se muestra cómo en Colombia existe una larga experiencia en construcción de paz promovida por las comunidades que han resistido de las maneras más creativas e inusitadas al conflicto armado durante décadas.

© Luis Pescetti