Son pequeños, no juegan bien, pero son enormes en el placer por jugar y en cómo acompañan a sus hijos. Hacer visibles historias como estas, que nos inspiran a todos.
La competencia y los niños es un capítulo que pone “un poco locos” a algunos padres, y eso angustia a los chicos (además de ser una mala escuela de futuros adultos). Este documental muestra lo contrario: niños que juegan por el placer de jugar, aún cuando pierden (y tanto); padres varones con un modelo más joven, sensible, e igual de sólido de ser varones y proyectar su paternidad. Niña que juega al fútbol (y hasta es la mejor a veces, pero nunca es “la rara”). Una lección sobre cómo tomar los fracasos (sin dejar de saborear el deseo de ganar… o de hacer un gol, por lo menos). Desde el punto de vista de quien hace un documental: el guion y la cámara son tan trasparentes como los personajes y su historia, el director y su trabajo es invisible, pero su resultado es poderosamente claro y, en este caso, conmovedor (muestra, en lugar de mostrarse, pone “a ellos” en el foco). En ese sentido una gran lección de guión, de narración en película. El conjunto es de una gigantesca modernidad, en el sentido de haber superado maneras viejas de entender la competencia, la paternidad, la feminidad y la masculinidad, así como poner a la ternura y el goce como banderas, por sobre el poder o la victoria.
© Luis Pescetti