Por Sí­ y Por No

Detalle de un dibujo de un niño.

(Del libro: Taller de animación musical y juegos).

No importa la cantidad de participantes ni el lugar, tanto puede ser con tres personas un dí­a de lluvia, que con cien en un campamento o una fiesta.

Se le pide a un voluntario que se retire un momento porque el grupo inventará una historia que luego él tendrá que adivinar haciendo preguntas.

Cuando estamos seguros de que no nos oye le explicamos al resto que, en verdad, no vamos a inventar ninguna historia sino que responderemos a sus preguntas de esta manera: si la pregunta termina en vocal, diremos Sí­; si la pregunta termina en consonante, diremos No.

Por ejemplo:

¿Es una historia de amor? (terminó en «r», respondemos no)

¿Ocurrió en esta sala? (terminó en «a», respondemos sí­)

Es algo que le pasó a Martí­n, ¿no? (la última palabra que pronunció termina en «o», respondemos sí­)

Cuando todos entendieron llamamos al voluntario y le explicamos que se pensó una historia que debe adivinar. Para ello puede hacernos preguntas, pero este grupo tiene una caracterí­stica: sólo dice sí­ o no. De modo que tendrá que hacer preguntas que puedan ser contestadas por sí­ o no. A medida que se le vaya respondiendo debe ir juntando todas las respuestas y deduciendo cómo es la historia. Agregamos que puede hacer, y es mejor, toda clase de preguntas, aunque le parezca que no tienen lógica, que le será más fácil si hace muchas preguntas.

Lo que ocurre es que la historia realmente la termina inventando un poco el azar, y mucho el mismo que hace las preguntas. Es muy divertido ver las caras de desorientación del que pregunta (ya que muchas veces se llega a situaciones totalmente absurdas o contradictorias); asimismo cuando cree que ya tiene la historia, y está seguro de ganar.

Un aspecto muy rico de este juego es que la historia es una sorpresa para todos, surge y se desarrolla sin que nadie sepa la dirección que tomará luego.

Cuando está seguro de tener la historia armada, completa, debe narrarla al grupo para ver si adivinó. Siempre hay que decirle que sí­, aplaudirlo, para ponerlo contento. Luego, maliciosamente, se le dice la verdad sobre cómo era el mecanismo de respuesta.

Sugerencias:

  • Con grupos numerosos se puede hacer salir a más de una persona.
  • Si el grupo es pequeño las respuestas se pueden ir dando de a uno, siguiendo la ronda. En caso contrario es mejor que responda todo el grupo a la vez (lo podemos justificar diciéndole que a la historia todos la sabemos muy bien).

Variante:

Para realizar entre gente que se conoce aunque más no sea un poco. Al que salió se le dice que nos contaron algo que le pasó a él, o sea que tiene que averiguar qué es lo que nosotros sabemos. Por supuesto nadie sabí­a nada y el que lo termina contando es la misma persona con sus preguntas.

© Luis Pescetti