Si chateás pará

de la serie «la educación vial desde el punto de vista de los niños» (ver completa click acá)
 

Texto dirigido a los docentes

Gustavo Schujman

El sentido de responsabilidad

 

Mientras que el mensaje en modo imperativo “Pisá las blancas, pisá las negras” (presente en la canción “El único animal para pisar”) está dirigido a niños y niñas con el objetivo de que crucen correctamente la calle, el mensaje “Si chateás pará” se dirige a una persona que no es un niño, que ya maneja un vehículo en la vía pública, apelando a su sentido de responsabilidad.  Para hacer más explícito el mensaje, esta canción / juego describe algunas de las posibles y graves consecuencias que pueden derivar de la irresponsable actitud de chatear sin detenerse. Lo hace sin eufemismos, con suma claridad. En definitiva, de eso se trata. No de ser morbosos sino de transmitir claramente la gravedad y el riesgo implicados en conductas desaprensivas como la que describe la canción.
 

La responsabilidad es la otra cara de la autonomía. Y a mayor autonomía, mayor responsabilidad.
 

Cuando el sujeto se hace responsable se reconoce como “actor” y “autor” de su acción. Tiene, entonces, sentido de responsabilidad. Ya no atiende a un mandato exterior, sino que es consciente de por qué hace lo que hace y cuáles pueden ser las consecuencias de su acción. La responsabilidad implica conocer el contexto en el que se actúa, entender el significado y la utilidad de esa acción, prever las posibles consecuencias y ajustar el propio comportamiento a partir de esa previsión. Además, la responsabilidad incluye la posibilidad de “responder por” lo que se hace, hacerse cargo de lo hecho ante los demás, con fundamentos y argumentos.
 

En muchas ocasiones, sentimos la responsabilidad como una carga. Por eso, queremos deshacernos de ella, queremos negarla.
Como dice acertadamente Fernando Savater: “cuando sabemos que hemos hecho algo vergonzoso procuramos asegurar que no tuvimos otro remedio que obrar así, que no pudimos elegir /…/ queremos siempre ser libres para atribuirnos el mérito de lo que logramos, pero preferimos confesarnos ‘esclavos de las circunstancias’ cuando nuestros actos no son precisamente gloriosos” Savater, Fernando, Ética para Amador, Ariel, Barcelona, 1991, pág.112
 

Las excusas que damos cuando negamos nuestra responsabilidad suelen ser las siguientes:
 

– “Yo no fui” “No tengo nada que ver con lo sucedido”
 

-“No tuve otra opción” “Me obligaron a actuar así”
 

– “Yo no sabía” “Desconocía el contexto y no pude prever las consecuencias de mi acción”
 

La educación en general y la educación vial en particular, proveen herramientas, conocimientos e información. De ese modo, fortalecen la autonomía de niños/as y adolescentes, desarrollando sus capacidades para tomar decisiones y para actuar en diversos contextos.  A través de la educación, las personas son cada vez más autónomas, más responsables y tienen cada vez menos margen para decir “yo no sabía”.
 

Actividades

 

Intercambien opiniones sobre las siguientes afirmaciones teniendo en cuenta las preguntas que se encuentran al final de cada una:
 

Sí. Yo chateo mientras manejo, pero no hay riesgo. Hace veinte años que manejo y sé manejar muy bien.

¿Les parece que esta persona sabe manejar muy bien? ¿Por qué?
 

¡Este auto es muy bueno! Podés ir a altas velocidades y ni se siente.

¿En qué sentido ese auto es muy bueno?
 

Yo iba hablando por celular mientras manejaba. De pronto, se cruzó un perro y no tuve tiempo ni de frenar ni de esquivarlo. El perro se lastimó, pero no es mi responsabilidad. No me dio tiempo a reaccionar.

¿Esta persona no tiene responsabilidad en ese accidente? ¿Están de acuerdo con ella? ¿Por qué?  
 

Mientras estaba manejando envié un mensaje a mi prima para que me informara cómo estaba mi tía (internada por una grave enfermedad). Entonces mi prima me llamó. Yo atendí mientras manejaba. Entre llantos me dijo que mi tía había fallecido. Me quedé perpleja. Se me nubló la vista por las lágrimas. No sabía en dónde estaba. Finalmente, reaccioné. Detuve el auto a un costado y esperé a tranquilizarme. En esas condiciones, no podía seguir.  

¿Actuó bien la conductora del auto? ¿En todo momento? ¿Por qué?

 

Lean la siguiente información y realicen una campaña que tenga como fin mostrar (con frases, dibujos, canciones) los riesgos de usar el celular mientras se maneja un vehículo.
 

El uso del celular en la vía pública tiene ventajas y desventajas. Un celular puede ser útil para realizar llamadas de urgencia ante un accidente o para avisar a un taller mecánico cuando el vehículo tuvo una falla y dejó de andar. Pero la desventaja más grande es su utilización en el momento de conducir automóviles o cualquier otro vehículo. Está demostrado que la persona que habla por celular pierde su capacidad de atención a lo que sucede en la calle, disminuyendo su concentración y la rapidez de sus respuestas al volante o manubrio.
 

El problema no es sólo tener una de las manos ocupadas sosteniendo el celular o enviando un mensaje. Lo más grave es que esa comunicación equivale a estar transportándose a otro lugar. Y eso es mucho peor si el conductor está recibiendo una información importante o conmovedora, afectando también sus emociones. Una comunicación por celular puede transportar mentalmente a una persona a otras realidades, a cientos de kilómetros de distancia.

 

Inventen una canción con el mismo juego de manos de “Si chateás, pará” pero describiendo consecuencias graves para otras personas que se ven afectadas por la distracción de quien maneja el vehículo mientras chatea.
 

de la serie «la educación vial desde el punto de vista de los niños» (ver completa click acá)

© Luis Pescetti